ERRORES A EVITAR EN EL CUIDADO FACIAL

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La piel del rostro es la más sensible y expuesta, por suerte es la que más cuidamos. Pero es tirar el dinero si invertimos en una crema carísima y no la aplicamos correctamente. En ocasiones, debido a las prisas o al desconocimiento de algunas costumbres, realizamos errores en la aplicación de las cremas que disminuyen su efecto, y nos impiden obtener todos sus beneficios.

La crema facial es el cosmético por excelencia, el primer paso para cuidar la piel del rostro, aunque también influyen factores como la alimentación o la genética. Pero no vale con usar la crema que nos ha recomendado nuestro amigo/a, vecino/a o bloguero de moda, hay que saber aplicarla y, por supuesto, saber cuál es la que mejor nos va a nosotros, a nuestra piel, que además puede ser distinta en función de la estación del año.

Para poder aprovechar al máximo los beneficios de las cremas os indicamos unos errores que se suelen cometer:.

1- No limpiar el rostro. Para que una crema funcione la piel debe estar limpia. La costumbre es limpiar el rostro de las impurezas del día, por la noche (por supuesto, hay que hacerlo), pero también por la mañana, ya que por la noche también se acumula suciedad, sudor, restos del tratamiento de noche, etc…  ¿Con qué?, pues el agua es un buen vehículo para limpiar, pero no siempre elimina eficazmente los restos de las cremas nocturnas, por tanto un gel limpiador facial es una opción barata y eficaz, además de complementarlo con un exfoliante suave una o dos veces por semana.

limpieza facial

La importancia de la limpieza facial

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2- Usar el mismo producto en el contorno de los ojos que en el resto del rostro. La piel del contorno de los ojos es sumamente delicada, es más fina y por eso suele arrugarse más que el resto. Por eso es imprescindible a partir de los 25 años utilizar un tratamiento específico para esa zona del rostro. Dando pequeños masajes al aplicar, hacia la sien, y no es necesario en el párpado ya que suele fabricar su propia grasa.

3- Aplicar demasiada cantidad de producto y de forma enérgica. No por poner más cantidad es mejor.  El exceso de producto cierra los poros y produce un exceso de grasa, provocando brillos. Aplica la cantidad justa para que se absorba fácil y rápidamente. Además, es mucho mejor no frotar el producto, sino aplicarlo con ligeros masajes, de abajo a arriba en la cara (para evitar favorecer el descolgamiento) y con pequeños toquecito en el contorno de los ojos.

4- No usar la crema adecuada. Cada piel es distinta y tiene unas necesidades diferentes. La crema que le funciona a tu amigo/a, quizás a ti no te funcione. El primer paso para elegir tu crema es que conozcas tu piel y que un experto te aconseje cuál es el producto que más te conviene.  También es cuestión de probar, hasta encontrar esa crema que te gusta por su textura, su olor y te funcione correctamente. En La Barbería Shop encontrarás una muestra de cremas faciales tanto para hombres como para mujeres.

5- Olvidarnos del cuello. La cara no acaba en la barbilla.  Aunque cada vez hay más firmas cosméticas que ofrecen cremas específicas para el cuello (y escote), en general, las cremas faciales sirven para estas zonas que, con frecuencia, solemos olvidar. ​

6- No ser constante con el tratamiento elegido. Para obtener buenos resultados, debemos ser constantes en la aplicación de las cremas. Por la mañana y por la noche, y siempre limpiando la piel antes.

7- Debemos incluir en nuestra rutina nuevos productos que complementan las cremas faciales. Nos referimos, por ejemplo, al serum, al pre-serum, al aceite facial, etc… La crema hidratante es el tratamiento base, indispensable para día y noche, pero podemos complementar e incrementar sus beneficios si añadimos a nuestra rutina productos como el suero o serum, la esencia, el aceite facial… No queremos decir que tengas que añadirlos todos, pero en la medida de tus posibilidades, incorporar por ejemplo el serum por el día o un aceite facial por la noche, ayudará a que tu piel se muestre más radiante y protegida frente al envejecimiento. El orden correcto es: limpiar la cara, aplicar serum o aceite facial (como el VITAEC) y luego la crema facial.

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